El mercado de valores estadounidense cerró con ganancias por segundo día consecutivo, mientras los inversionistas procesan las expectativas de medidas monetarias menos restrictivas en el futuro cercano.
El índice industrial Dow Jones subió un 1.04%, alcanzando las 44,922.27 unidades, el S&P 500 incrementó un 0.32% a 6,466.58 puntos, y el Nasdaq Composite avanzó un 0.14%, llegando a 21,713.14 enteros. Tanto el S&P 500 como el Nasdaq rompieron nuevos récords históricos.
A pesar de ello, el Dow Jones se sitúa un 0.2% por debajo de su nivel más elevado alcanzado el 4 de diciembre de 2024.
Las ganancias en el mercado se apoyaron en un informe de inflación más moderado de lo esperado, lo que alimentó la esperanza de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal en septiembre. Actualmente, los operadores estiman una probabilidad del 99% para un recorte en la reunión de septiembre, según datos de la herramienta FedWatch de CME.
Sin embargo, se observó cierta debilidad en algunos valores tecnológicos tras las considerables ganancias del día anterior.
Las señales de que los aranceles de Estados Unidos sobre las importaciones no han impactado completamente en los precios al consumidor proporcionaron un respiro a los inversionistas esta semana, quienes buscan información sobre el efecto de la incertidumbre comercial en la economía.
Algunos grandes valores tecnológicos, como NVIDIA, Alphabet y Microsoft, experimentaron descensos mientras los inversionistas buscan nuevas vías de crecimiento.
"Las valoraciones son elevadas; sin embargo, creo que, en última instancia, la clave será la obtención de beneficios, y eso es lo que estamos viendo", afirmó Katherine Bordlemay, codirectora de Gestión de Carteras de Clientes de Renta Variable Fundamental de Goldman Sachs Asset Management.
Por su parte, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, sugirió que la Reserva Federal debe reducir su tasa de fondos federales en al menos 1.5 puntos porcentuales.
En contraste, el mercado de valores mexicano cayó por primera vez en tres sesiones, a pesar de la predominancia global del optimismo ante las perspectivas de políticas monetarias más flexibles en Estados Unidos.