A veces, las mejores ideas se revelan lejos de las oficinas. Para Fabiola Nieto, la inspiración surgió durante una caminata con su hermano Julio en San Nicolás Totolapan. En un momento difícil de su vida, escuchó una frase que lo cambiaría todo: “¿Por qué no unes el vino con la montaña?”. En ese instante, Fabiola comprendió que aquellos descriptores tan comunes en las catas de vino —como tierra húmeda, champiñón y madera mojada— no eran meramente palabras técnicas, sino elementos que cobraban vida en ese entorno. Decidió que estos podían enseñarse mediante la observación y la experiencia directa. Así nació Wine for Hiking.
El florecimiento de una idea
Wine for Hiking es un taller sensorial en movimiento. Fabiola diseñó cada ruta para aprovechar el terreno y la vegetación local, adaptando la experiencia a las diferentes estaciones del año. “El bosque no huele igual en lluvias que en secas, y eso se refleja en el vino también”, comenta Fabiola.
La experiencia culmina en una cata en una palapa cuidadosamente preparada, con un maridaje pensado para reforzar la memoria aromática. “Es un contraste muy bonito llegar cansados y ver la mesa puesta; la gente entiende el vino de otra manera”, explica.
Familia y comunidad
Desde el comienzo, la familia jugó un papel fundamental en el desarrollo de este proyecto. Julio fue el primero en recorrer la ruta, y posteriormente se unieron su padre, su otro hermano, sobrina e hijo.