En México, los jóvenes desempeñan un papel crucial en el mercado laboral. Sin embargo, a menudo enfrentan condiciones de trabajo precarias. Un aspecto que destaca su vulnerabilidad es la alta tasa de informalidad, especialmente pronunciada entre los trabajadores más jóvenes.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el 64% de los jóvenes de entre 15 y 24 años trabaja en algún tipo de esquema informal. Esta cifra supera en más de 10 puntos porcentuales la tasa de informalidad general.
La informalidad puede significar la falta de derechos laborales básicos, como prestaciones, vacaciones pagadas, acceso a seguridad social, servicios de salud, opciones de crédito para vivienda, e incluso la ausencia de contratos laborales oficiales que reconozcan la relación de empleo. Esto representa un desafío significativo para la estabilidad y el bienestar de los trabajadores jóvenes en el país.