El desabastecimiento de combustibles en la frontera sur de México se ha intensificado debido a un bloqueo de jubilados en una terminal de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Puerto Chiapas. Esta acción es consecuencia de la falta de servicios médicos y suministro de medicamentos, según explican los manifestantes.
Los jubilados, que forman parte de un grupo de 425 personas afectadas, junto con más de 180 familias, han cerrado el acceso de autotanques a la instalación de Pemex. Según sus declaraciones, si no se atienden sus demandas, están dispuestos a escalar las protestas hasta un paro indefinido a partir del jueves.
En la región, las estaciones de gasolina han comenzado a cerrarse, o bien a racionar el combustible, limitando a 20 litros por vehículo. Esto ha generado largas filas, mientras los automovilistas recurren a compras de pánico ante el temor de una posible escasez prolongada.
Los problemas en el sistema de salud de Pemex, según los jubilados, han persistido durante trece meses, afectando la atención médica y el suministro de medicamentos. Además, mencionan que la falta de pago a los proveedores de pipas contratadas para el reparto de combustible ha reducido las unidades en operación, contribuyendo al desabastecimiento en áreas cercanas a Guatemala.
Conductores en Tapachula y zonas adyacentes expresan incertidumbre acerca de la duración de esta contingencia, ya que no se les ha proporcionado información oficial sobre la normalización del suministro.
Noé Damián Aragón, uno de los jubilados de Pemex, expresó su descontento por la falta de atención, afirmando que solo exigen lo que les corresponde pacíficamente. "Lo que nosotros pedimos es que la señora presidenta o el director de Pemex nos tomen en cuenta y no nos olviden, porque hemos dejado casi nuestra vida aquí", indicó Aragón, quien trabajó 37 años para la compañía.