María Ávila, una enfermera de 61 años originaria de Chiapas, es un claro ejemplo de cómo la pasión por una profesión puede combinarse con el espíritu emprendedor. A pesar de ser una profesional dedicada, María también ha incursionado en el mundo empresarial junto a su hijo. Juntos fundaron Tonton Textil, un emprendimiento con impacto social que se dedica a la comercialización de prendas artesanales en colaboración con 80 artesanas de 12 regiones de Chiapas.
Aunque el proyecto ha sido bien recibido tanto en zonas turísticas como en el ámbito del comercio electrónico, María ha enfrentado desafíos debido a la discriminación por edad. Ella señala que existe una brecha generacional en el mundo del emprendimiento, donde la mayoría de los programas están dirigidos a los más jóvenes. Según datos de la Asociación de Emprendedores de México (Asem), solo el 3.9% de las personas que inician un emprendimiento en México lo hacen a partir de los 55 años.
**Los prejuicios desmotivan**
Uno de los principales desafíos que enfrentan las personas de la tercera edad en el ámbito laboral y emprendedor son los comentarios sobre sus conocimientos. A menudo, se consideran obsoletos en comparación con las nuevas generaciones, lo cual puede ser desmotivador. Sin embargo, historias como la de María Ávila demuestran que la experiencia y la pasión son valiosas, sin importar la edad.